Teorías funcionales
On octubre 29, 2021 by adminLas teorías funcionales destacan el valor recuperador y adaptativo del sueño. El sueño surge de forma más inequívoca en los animales que mantienen una temperatura corporal constante y que pueden estar activos en un amplio rango de temperaturas ambientales. En estas formas, las mayores necesidades metabólicas pueden encontrar una compensación parcial en los descensos periódicos de la temperatura corporal y la tasa metabólica (es decir, durante el sueño NREM). Así, la evolución paralela de la regulación de la temperatura y el sueño NREM ha sugerido a algunas autoridades que el sueño NREM puede considerarse mejor como un mecanismo regulador que conserva el gasto energético en especies cuyos requisitos metabólicos son, por lo demás, elevados. Como solución al problema de la susceptibilidad a la depredación que conlleva el letargo del sueño, se ha sugerido que la reactivación periódica del organismo durante el sueño lo prepara mejor para una respuesta de lucha o huida y que la posibilidad de procesar mejor los estímulos ambientales significativos durante el sueño REM puede incluso reducir la necesidad de enfrentarse repentinamente al peligro.
Otros teóricos funcionales coinciden en que el sueño NREM puede ser un estado de «reparación corporal», mientras que sugieren que el sueño REM es uno de «reparación cerebral» o restitución, un período, por ejemplo, de aumento de la síntesis proteica cerebral o de «reprogramación» del cerebro para que la información lograda en el funcionamiento de vigilia sea asimilada con mayor eficacia. En su especificación de las funciones y en la aportación de pruebas de dichas funciones, estas teorías son necesariamente vagas e incompletas. Por ejemplo, la función de la fase 2 del sueño NREM sigue sin estar clara. Este tipo de sueño sólo está presente de forma rudimentaria en las especies de subprimidos, pero consume aproximadamente la mitad del tiempo de sueño humano. No se dispone de pruebas comparativas, fisiológicas y experimentales que sugieran por qué se pasa tanto tiempo de sueño humano en esa etapa. De hecho, las personas que duermen mal y cuyos registros de sueño en el laboratorio muestran altas proporciones de la etapa 2 y poco o ningún sueño REM a menudo informan de que tienen la sensación de no haber dormido en absoluto.
Otra teoría es la de la inactividad adaptativa. Esta teoría considera que el sueño cumple una función universal, en la que el nicho ecológico de un animal determina su comportamiento de sueño. Por ejemplo, los carnívoros cuyas presas son nocturnas tienden a ser más activos por la noche. Así, el carnívoro duerme durante el día, cuando la caza es ineficaz, y conserva así la energía para cazar por la noche. Además, el hecho de que los depredadores de un animal sean activos durante el día pero no durante la noche fomenta la inactividad diurna del animal y, por tanto, el sueño diurno. En el caso de los seres humanos, la mayor parte de la actividad tiene lugar durante el día, dejando la noche como período de inactividad. Además, los ciclos de luz y oscuridad, que influyen en el ritmo circadiano, sirven para fomentar la inactividad nocturna y el sueño.
Las diferentes teorías sobre la función del sueño no son necesariamente excluyentes entre sí. Por ejemplo, es probable que existiera una presión evolutiva para el descanso, que permitiera al cuerpo conservar energía; el sueño servía como forma extrema de descanso. También es posible, dado que el cerebro y el cuerpo estarían dormidos durante largos periodos de tiempo, que un conjunto altamente evolucionado de procesos fisiológicos recargados por el sueño fuera muy ventajoso. En el caso de los humanos, con sus complejos cerebros, la necesidad de que el cerebro sintetice y refuerce la información aprendida durante las horas de vigilia daría lugar a un sistema muy eficiente: adquirir información durante el día, reforzarla durante el sueño y utilizar esa memoria recién formada en futuras experiencias de vigilia. De hecho, los experimentos han señalado que el sueño desempeña un papel esencial en la modificación de los recuerdos, sobre todo para hacerlos más fuertes (es decir, más resistentes al olvido).
Thien Thanh Dang-VuDavid FoulkesRosalind D. CartwrightJeffrey M. EllenbogenMelodee A. Mograss
Deja una respuesta