Reflejo de amenaza

La respuesta de amenaza es una de las tres formas de reflejo de parpadeo. Es el parpadeo reflejo que se produce en respuesta a la rápida aproximación de un objeto. El reflejo comprende el parpadeo de los párpados, con el fin de proteger los ojos de posibles daños, pero también puede incluir el giro de la cabeza, el cuello o incluso el tronco para alejarse del estímulo óptico que desencadena el reflejo.

La estimulación del reflejo de amenaza se utiliza como procedimiento de diagnóstico en medicina veterinaria, con el fin de determinar si el sistema visual de un animal, en particular el nervio cortical, ha sufrido un daño nervioso. Los daños corticales, en particular las lesiones cerebrales, pueden provocar la pérdida del reflejo de amenaza sin afectar a los demás reflejos de parpadeo, como el reflejo de deslumbramiento. La presencia o ausencia del reflejo de amenaza, en combinación con otros reflejos, indica un lugar de daño. Por ejemplo, un animal con polioencefalomalacia carecerá del reflejo de amenaza, pero seguirá teniendo el reflejo de luz pupilar. La polioencefalomalacia daña la corteza visual, perjudicando el reflejo de amenaza, pero deja intactos el nervio óptico, el núcleo oculomotor y el nervio oculomotor, dejando intacto el reflejo luminoso pupilar. Por el contrario, un animal con hipovitaminosis-A ocular sufrirá una degeneración del nervio óptico, y dicho animal presenta una falta de ambos reflejos.

La prueba del reflejo de amenaza debe realizarse con cuidado. Agitar un objeto cerca de los ojos o la cara de un animal no demuestra necesariamente que el reflejo de amenaza funcione, en parte porque el animal puede percibir dichos objetos y reaccionar ante ellos a través de otros sentidos además del de la vista. Las pruebas clínicas del reflejo de amenaza suelen incluir precauciones como agitar un objeto desde detrás de una lámina de cristal, para proteger al animal de cualquier corriente de aire causada por el movimiento del objeto en el aire, que de otro modo podría percibir. Estas reacciones a estímulos no visuales son una causa generalizada de falsos positivos y falsos negativos cuando los propietarios de animales de compañía comprueban la presencia del reflejo de amenaza.

La vía neural del reflejo de amenaza comprende los nervios óptico (II) y facial (VII). Está mediado por fibras tectobulbares en los colículos rostrales del cerebro medio que pasan del tracto óptico a los núcleos accesorios, y de ahí a la médula espinal y a las neuronas motoras inferiores que inervan los músculos de la cabeza, el cuello y el cuerpo afectados por el reflejo. El nervio facial está mediado por una vía corticotectopontocerebelosa.