¿Puedo ser una persona transparente? – Parte 1

Quiero hablar de la transparencia-esa parte de la vida que significa que soy lo suficientemente valiente para ser honesto y veraz con todos los que conozco. Ser transparente es un rasgo maravilloso de ver en los demás. Pero muchos de nosotros no la ejercitamos para nosotros mismos, por miedo al fracaso.

Se trata de ser sincero, de ser abierto y de ser una persona real. Es decir, ser auténtico, tener respeto y preocupación por los demás. Sin fingir, sin mentir. Pero decir la verdad con amor. Me gusta esta definición: la transparencia es quitarse la máscara y revelar quién eres realmente; es llegar más allá de la superficie a lo que realmente sucede en tu corazón.

Pero hay una reticencia de la gente a ir tan lejos. ¿Has oído esto?:

• No puedes confiar en la gente.
• Todo el mundo va por libre. Tengo miedo.
• Si me conocieras, no te caería bien.

Construir muros a nuestro alrededor

Se trata de mantener a los demás fuera: la gente cree que lo mejor es protegerse para que no les hagan daño. Tristemente, lo que ocurre es que se atrapan a sí mismos en un mundo de soledad, miedo, ira, preocupación, desesperación o depresión.

Cuando tememos a la transparencia decimos cosas como:

• Si me conocieras -realmente me conocieras- podría no gustarte; podrías rechazarme. Como tengo miedo al rechazo, no puedo acercarme realmente a ti ni dejar que te acerques a mí.
• Si soy transparente y comparto mis pensamientos e ideas íntimas -lo que realmente soy- contigo y me rechazas me aplastará, así que no puedo acercarme realmente a ti ni dejar que te acerques a mí.
• He sido transparente y he compartido mis pensamientos íntimos antes-he confiado en otros y me he quemado: herido, traicionado, humillado-así que no me acercaré a ti ni dejaré que te acerques a mí.

Eso es cuando construimos un muro para mantener a los demás fuera. Dios es capaz de ver en el corazón humano y nada está oculto para él. Dice en Hebreos 4:13: «Nada en toda la creación está oculto a la vista de Dios. Todo se descubre y se pone al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas».

Nada está oculto a la vista de Dios

De hecho, «No hay nada oculto que no sea revelado, ni escondido que no sea dado a conocer» (Mateo 10:26). Jesús declaró: «Porque todo lo que está oculto está destinado a ser revelado, y todo lo que está oculto está destinado a ser sacado a la luz» (Marcos 4:22). Puesto que sabemos esto, y comprendemos que no podemos mirar dentro del corazón humano, ¿por qué no ser lo más transparentes posible unos con otros, incluyendo a los que no son cristianos?

Leemos en 2 Timoteo 1:7 esto sobre el miedo: «Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino que nos ha dado un espíritu de poder y de amor y de mente sana.» Dios no nos ha dado un espíritu de temor. El miedo no es de Dios, pero Dios nos ha dado un espíritu de amor. Dios quiere que primero nos conectemos íntimamente con él, y a partir de una relación personal íntima con Dios, sus amores perfectos expulsan todo temor, y somos capaces de tener relaciones saludables con los demás.

Dios no nos ha dado un espíritu de temor. (2 Timoteo 1:7)

El problema es que muchos de nosotros no hemos llegado a estar seguros en una relación íntima con Dios; por lo tanto, tememos la transparencia con otras personas, es decir, quitar la máscara y revelar quién eres realmente; llegar más allá de la superficie a lo que realmente sucede en tu corazón. En el Antiguo Testamento vemos la extraordinaria historia de Job, que atravesó años de inmenso dolor.

Quizá conozcas su historia de sufrimiento y pérdida. Invitó a algunos amigos muy cercanos a lo más íntimo de su vida, y un día, cuando los acontecimientos que estaban fuera de su control fueron de mal en peor, sus amigos, en lugar de estar a su lado, ¿qué hicieron? Le criticaron. Le acusaron de haber actuado mal. Cotillearon sobre él, hablaron a sus espaldas, dijeron todo tipo de cosas malas sobre él.

Escucha el dolor que se desprende de estas palabras de una relación rota. En Job 19:19, Job dice: «Todos mis amigos íntimos me detestan; los que amo se han vuelto contra mí».

(Lea ¿Puedo ser una persona transparente? – Parte 2)