Prevención de infecciones: Los fundamentos de la higiene de las manos
On diciembre 3, 2021 by adminLa higiene de las manos es la medida más importante que pueden tomar los cuidadores para prevenir las infecciones hospitalarias. Sin embargo, el personal de enfermería y otros profesionales clínicos a menudo no siguen las directrices recomendadas para la higiene de las manos.
Una de las barreras comunes para un mejor cumplimiento es la falta de conocimiento de los resultados de una mala higiene y la investigación que apoya su eficacia. Para mantener la seguridad de sus pacientes, es importante conocer los fundamentos de la prevención de infecciones y comprender que las políticas hospitalarias sobre la higiene de las manos se basan en la evidencia y existen por una razón.
Incluso en personas normales y sanas, la piel está colonizada por microorganismos. Estos se dividen en dos categorías: transitorios y residentes.
- La flora transitoria se encuentra en las capas externas de la piel y se elimina con bastante facilidad al lavarse las manos. Son los organismos con mayor probabilidad de provocar infecciones hospitalarias.
- La flora residente está más profundamente adherida a la piel y es más difícil de eliminar. Cuando se les altera mediante el lavado de manos o el uso de antibióticos, suelen restablecerse rápidamente. La dieta, el entorno y los hábitos higiénicos influyen en las especies que componen la flora residente.
Muchos de estos microorganismos son bastante benignos, mientras que otros son patógenos, es decir, capaces de causar enfermedades. Los patógenos pueden transmitirse de paciente a paciente, o de un objeto inanimado a un paciente, a través de las manos del proveedor. Cuando los objetos de la habitación del paciente están contaminados, aumenta el riesgo de infección; por ejemplo, un profesional puede lavarse las manos al entrar en la habitación y volver a contaminarlas al tocar las barandillas de la cama o la mesilla de noche. A veces, un organismo patógeno puede incluso pasar a formar parte de la flora residente en las manos del proveedor.
Los estudios han descubierto que la zona bajo las uñas es susceptible de albergar grandes cantidades de bacterias. Por ello, las directrices de la OMS instan a los hospitales a crear políticas que exijan a las enfermeras mantener las uñas cortas y evitar las uñas artificiales. La zona bajo los anillos también puede albergar bacterias, y las directrices de la OMS desaconsejan las joyas en entornos de alto riesgo como el quirófano.
Productos para la higiene de las manos
Un gran número de investigaciones ha comparado los efectos de la limpieza de las manos con jabón común y con agentes antibacterianos. El jabón tiene una acción detergente que elimina la suciedad y las sustancias orgánicas, como la sangre, de las manos. Aunque el jabón no tiene actividad antimicrobiana -lo que significa que no mata ni inhibe el crecimiento de patógenos- el acto de lavarse las manos, cuando se hace correctamente, puede aflojar los patógenos y enjuagarlos por el desagüe. El lavado de manos con jabón depende de la fricción por el roce, así como de cantidades abundantes de agua corriente, para ser una estrategia eficaz en el control de infecciones.
Los agentes antisépticos son preferidos por muchos proveedores de atención sanitaria en lugar del agua y el jabón. Hay varios tipos disponibles, aunque varían en su eficacia contra los agentes patógenos y en la cantidad de irritación que pueden causar en la piel.
El agente antiséptico más común es el alcohol, que se utiliza a menudo en las conocidas friegas para desinfectar las manos que no requieren agua. Las investigaciones demuestran que las soluciones que contienen entre un 60 y un 95 por ciento de alcohol son las más eficaces: tienen una excelente actividad antimicrobiana contra las bacterias grampositivas y gramnegativas, así como contra muchos de los virus que preocupan en la atención sanitaria (VIH, hepatitis B y C, gripe, etc.) La mala noticia es que el alcohol no tiene actividad contra las esporas bacterianas, como las responsables de la propagación de Clostridium difficile, ni contra ciertas clases de virus. Aunque el alcohol es rápidamente germicida en el momento de su aplicación, no tiene actividad antimicrobiana persistente, por lo que la reaparición de bacterias se produce rápidamente en la piel.
Otros agentes antisépticos comunes son la clorhexidina, el triclosán y los preparados de yodóforo que han sustituido al yodo.
Las directrices de la OMS para la higiene de las manos establecen que el personal sanitario debe:
– Utilizar agua y jabón para lavarse las manos siempre que estén visiblemente manchadas de suciedad, sangre u otros fluidos corporales.
– Utilizar agua y jabón cuando haya un brote o se sospeche de contaminación por patógenos formadores de esporas, como Clostridium difficile.
– Utilizar un limpiador de manos a base de alcohol en la mayoría de las demás situaciones clínicas. Este es el medio preferido para la limpieza rutinaria de las manos cuando éstas no están visiblemente sucias.
– Practicar las medidas de higiene de las manos antes y después de tocar a un paciente; antes de tocar un dispositivo invasivo utilizado para la atención del paciente; después de entrar en contacto con fluidos corporales, membranas mucosas, piel no intacta o vendajes de heridas; si se pasa de un lugar del cuerpo contaminado a otro lugar del cuerpo en el mismo paciente; después de tocar superficies inanimadas y objetos en las inmediaciones; y después de quitarse los guantes.
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