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On diciembre 12, 2021 by adminDISCUSIÓN
Los osteosarcomas primarios suelen originarse en la metáfisis de los huesos largos. Aproximadamente el 10% de los osteosarcomas se localizan en los huesos planos, siendo la pelvis el lugar principal, y apenas un 1 – 2% se producen en los huesos torácicos, incluyendo las costillas, el esternón y la clavícula. Se sabe que el OS tiene predilección por afectar a los huesos largos, como el fémur distal y la tibia proximal, porque son los lugares de mayor crecimiento óseo, donde la actividad mitótica de las células óseas es máxima. De hecho, hay una alta incidencia de estos tumores en las razas de perros grandes, como el Gran Danés y el San Bernardo, por la misma razón.
Los casos que se originan en las costillas son poco frecuentes y se han notificado principalmente en la población pediátrica En un amplio estudio que comprende 49 casos de tumores malignos primarios de la pared torácica no se notificaron osteosarcomas. La afectación de los huesos planos puede verse como un proceso metastásico o secundario a la quimioterapia, pero un OS primario es raro.
El OS que se origina en un sitio tan raro plantea un reto diagnóstico para el radiólogo, el patólogo y los cirujanos. El típico patrón radiológico en forma de sol observado en el OS de los huesos largos puede no ser evidente en el OS de los huesos planos. Debido a la localización exclusiva y a la variación de las imágenes radiológicas, estos tumores pueden confundirse con otras lesiones óseas y los diferenciales pueden incluir el condrosarcoma, el fibrosarcoma o el tumor metastásico.
Aunque la TC y la resonancia magnética (RM) pueden evaluar la localización exacta y la extensión de la afectación del hueso y las estructuras adyacentes, pueden no ser útiles para definir la naturaleza exacta del tumor. Algunos autores opinan que debe sospecharse un osteosarcoma si la TC revela una calcificación densa dentro de una masa centrada en una costilla. El diagnóstico histopatológico es imprescindible para instaurar una terapia definitiva. La característica clásica de una matriz osteoide ramificada depositada por las células neoplásicas confirma el diagnóstico y permite excluir todas las demás diferencias posibles. Las dificultades diagnósticas pueden darse cuando la producción de osteoide es escasa, por lo que se justifica una búsqueda diligente de la misma y un muestreo extenso del tumor. Un esfuerzo combinado con la correlación radiológica y clínica es digno de confianza y puede servir para evitar escollos en el diagnóstico. Los osteosarcomas convencionales son las neoplasias óseas más agresivas. El pronóstico general del osteosarcoma en los huesos planos sigue siendo malo debido a la dificultad de la escisión completa. Las pautas de tratamiento y las tasas de pronóstico y supervivencia en el OS primario de costilla no están claras debido al escaso número de casos estudiados. Sin embargo, está documentada una mejor supervivencia en los pacientes a los que se les ha practicado una resección completa del tumor en el momento de la cirugía. Una escisión local amplia con extirpación de las costillas implicadas y posterior reconstrucción mediante una malla, seguida de quimioterapia y radioterapia adyuvantes, puede mejorar la supervivencia en estos pacientes. Aunque el OS de los huesos planos rara vez se asocia con metástasis, es prudente incluir una tomografía computarizada del tórax, radiografías de tórax y gammagrafías óseas como parte del protocolo de tratamiento, con el fin de buscar metástasis.
En conclusión, este caso pone de relieve el hecho de que el OS de la costilla, aunque es raro, debe considerarse en el diagnóstico diferencial de las neoplasias malignas primarias de la costilla.
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