Peligros
On noviembre 22, 2021 by adminLas principales amenazas para la vida y la integridad física de los pioneros provenían de los accidentes, el agotamiento y las enfermedades. Cruzar ríos era probablemente lo más peligroso que hacían los pioneros. Los ríos crecidos podían volcarse y ahogar tanto a las personas como a los bueyes. Estos accidentes podían causar la pérdida de vidas y de la mayor parte o de todas las provisiones valiosas. Los animales podían entrar en pánico al vadear aguas profundas y rápidas, provocando el vuelco de las carretas. Los animales podrían causar lesiones muy graves a sus dueños. Las personas podían ser aplastadas por los vagones o los animales, lanzados por los caballos.
Según Peter D. Olch, ser atropellado por las ruedas de los vagones era la causa más frecuente de lesiones o muerte. Tanto los niños como los adultos podían resbalar al salir de una carreta y caer bajo las ruedas. Los niños eran especialmente susceptibles de ser atropellados por carros pesados. Las armas de fuego eran la segunda causa principal de lesiones y muerte de los emigrantes y un número sorprendentemente grande de pioneros resultaron heridos por descargas accidentales de armas de fuego. La tercera causa fue la estampida del ganado. Los indios no supusieron un peligro real para la mayoría de los pioneros. Otras causas de lesiones o muerte fueron los ataques de los emigrantes a otros emigrantes, los rayos, las tormentas de granizo, los incendios de hierba, las explosiones de pólvora, las mordeduras de serpiente y los suicidios.
Las enfermedades y dolencias graves causaron la muerte de nueve de cada diez pioneros. Enfermedades como el cólera, la viruela, la gripe, el sarampión, las paperas y la tuberculosis podían propagarse rápidamente por todo un campamento de carretas. El cólera era el principal azote de la ruta. Podía atacar a una persona perfectamente sana después del desayuno y ésta estaría en la tumba al mediodía. Sin embargo, muchos se quedaban en la miseria durante semanas en los vagones. Cuando era obvio que una persona no aguantaría el día, el tren a menudo detenía su marcha para esperar el final. Los entierros a menudo se hacían en medio del camino, donde los vagones podían rodar y los animales pisotear para borrar el olor y que los lobos no pudieran captarlo.
Enfermedades como el cólera, la viruela, la gripe, el sarampión, las paperas y la tuberculosis podían propagarse rápidamente por todo un campamento de vagones. El cólera era el principal azote de la ruta. Podía atacar a una persona perfectamente sana después del desayuno y ésta estaría en la tumba al mediodía. Sin embargo, muchos se quedaban en la miseria durante semanas en los vagones. Cuando era obvio que una persona no aguantaría el día, el tren a menudo detenía su marcha para esperar el final. Los entierros se hacían a menudo en medio del camino, donde los vagones podían volcarse y los animales pisotearlos para borrar el olor y que los lobos no pudieran captarlo.
El número de muertes que se produjeron en las caravanas que viajaban a California se calcula, de forma conservadora, en 20.000 para las 2.000 millas completas del Camino de Oregón/California, o una media de diez tumbas por milla.
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