Nadie volverá a subestimar el trabajo de una SAHM
On enero 19, 2022 by adminSi pudiera llegar hasta las 4 de la tarde, puedo ponerles una película y para cuando termine, él estará en casa y yo tendré un pequeño alivio.
¿Sólo son las 10 de la mañana? ¿CÓMO? Ya he dejado a los niños en el colegio, he cambiado las sábanas de la noche anterior, he lavado tres veces la ropa, he vaciado y vuelto a cargar el lavavajillas, he entretenido a un niño pequeño, he encontrado por fin dónde puse las gomas de borrar mágicas para poder limpiar la pared que mi hijo ha dibujado por todas partes… ¿y aún no es hora de su siesta? Otra vez -¿Cómo?
Escribe eso. Necesitas recordar el formulario para la excursión. Añade esa cita con el médico a la agenda de tu teléfono. Encargar el regalo para el cumpleaños de la abuela para que no se nos olvide. Cambia las tallas de la ropa, ya no le cabe la 2T. Compra más de esas cosas para pintar. Ah, y nueva plastilina, tuvimos que tirar la nuestra… O buscar esa receta y hacer plastilina casera en su lugar.
Estos son mis pensamientos. Mi cerebro de ama de casa antes de la pandemia. El ciclo interminable de recordatorios y tareas pendientes y movimiento y listas y trabajo constante, trabajo, trabajo.
He sido una SAHM de vez en cuando durante los últimos seis años. E incluso durante mis períodos de trabajo, nunca he trabajado a tiempo completo. O fuera de mi casa. Así que incluso durante las temporadas de trabajo, siempre he sido una especie de híbrido de madre que se queda en casa y trabaja.
¿Sinceramente? Me gustan las dos cosas. Me gusta ser una madre que se queda en casa y una madre que trabaja. Ambas tienen su belleza. Y ciertamente ambas tienen sus puntos difíciles, también.
Pero de una cosa me estoy dando cuenta durante esta temporada de cuarentena: Apuesto a que después de esto nadie volverá a subestimar el trabajo de un padre de familia que se queda en casa.
Nadie dudará del nivel de esfuerzo que están poniendo en casa.
Nadie dudará de los muchos, muchos sombreros que llevan: cafetera, cocinera, profesora, terapeuta, animadora, cuentacuentos, hacedora de magia, documentadora de la memoria, limpiadora, árbitro de los hermanos, etc. etc. para siempre.
Nadie dudará de la fuerza que llevan dentro mientras manejan algún tipo de lesión que salta del sofá, las peticiones de merienda, la planificación de la comida y los lloriqueos, generalmente al mismo tiempo.
Nadie dudará de su paternidad mientras esperan que pase la tormenta de la rabieta de su hijo pequeño mientras pasan junto a ellos en el supermercado.
Nadie dudará de lo pesada que puede ser esa sensación de fracaso cuando parece que no consigues equilibrar todas las muchas cosas abrumadoras que tienes en tu plato.
Nadie dudará de lo real y de lo fuerte que es ese impulso de hacer una lista de todo lo que has conseguido al final del día, porque aunque parezca que la casa ha sido saqueada, en realidad has conseguido hacer muchas cosas.
Nadie dudará del hecho de que los padres que se quedan en casa son una parte enormemente importante de nuestra sociedad en su conjunto. Que su trabajo es tan importante y válido como el de cualquier otro.
Esa es mi esperanza.
Porque cuando eres el padre o la madre que se queda en casa y que a menudo siente que va de un lado a otro, sin un momento para sí mismo, sin un momento para respirar -a menudo solo, pero también constantemente rodeado de gente- te preguntas sobre tu valor.
Te comparas con tu pareja, que tiene una gran carga de trabajo de reuniones y conferencias y correos electrónicos y hojas de cálculo de Excel. Ves cómo tus amigos publican en las redes sociales sus ascensos y sientes una punzada de celos. Te preguntas si este es el propósito de tu vida. Te preguntas si lo que haces importa.
Estoy agradecido de que el mundo ahora se dé cuenta de que lo que hacemos cada día importa.
Importa mucho.
Importa a tu pareja que puede ir a trabajar cada día sabiendo que sus hijos son cuidados y amados todo el día por ti.
Importa a tus hijos que tienen a su mamá en casa con ellos, ayudándoles a aprender y a crecer en un entorno seguro y confortable.
Importa a tu mejor amiga que es una madre trabajadora porque te ve y reconoce el duro y a la vez hermoso trabajo que haces cada día -y está orgullosa de ti por ello.
Y es importante para nuestra sociedad en general. Porque estás poniendo todo tu empeño en criar seres humanos buenos y decentes.
Sí, el secreto está a la vista.
Mucha gente conoce ahora la sensación de ser bombardeada por pequeñas voces todo el día mientras la gente te toca o trepa constantemente mientras tú también intentas hacer cosas.
Conocen el tira y afloja de querer hacer esto, pero necesitar hacer aquello. O necesitar hacer eso, pero querer hacer esto.
Conocen la ironía de hacer un horario «establecido» que implosiona completamente ante tus ojos.
Saben que este «trabajo» viene con un «trabajo» que no se puede apagar. Es 24/7, 365.
Es una locura.
Es una locura.
Es el caos.
Es gratificante.
Es un honor.
Y es importante. Muy importante.
El término que nuestra sociedad suele utilizar puede ser «ama de casa», pero en realidad, no nos gusta quedarnos en casa. Nos gusta salir de casa y salir de aventuras y hacer recados e interactuar con el mundo. Así que esta cuarentena también es difícil para nosotras. Claro, puede que estemos más familiarizados con muchos aspectos de esta vida de aislamiento, pero esto es duro. Punto.
Así que, sí, la plantilla se ha acabado. No, no nos sentamos en el sofá a comer Bon Bons todo el día. (Aunque eso suena atractivo.)
Trabajamos hasta el cansancio de sol a sol, mentalmente, físicamente, emocionalmente.
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