La activación de la proteína quinasa C y el desarrollo de complicaciones diabéticas.

Abstract

Estudios recientes han identificado que la activación de la proteína quinasa C (PKC) y el aumento de los niveles de diacilglicerol (DAG) iniciados por la hiperglucemia se asocian a muchas anomalías vasculares en los tejidos retiniano, renal y cardiovascular. Entre las diversas isoformas de la PKC, las isoformas beta y delta parecen activarse preferentemente en las vasculaturas de los animales diabéticos, aunque otras isoformas de la PKC también están aumentadas en los glomérulos renales y la retina. Se ha demostrado que la activación de la PKC inducida por la glucosa aumenta la producción de matriz extracelular y de citoquinas; aumenta la contractilidad, la permeabilidad y la proliferación de las células vasculares; induce la activación de la fosfolipasa A2 citosólica; e inhibe la Na+-K+-ATPasa. La síntesis y caracterización de un inhibidor específico para las isoformas PKC-beta han confirmado el papel de la activación de la PKC en la mediación de los efectos hiperglucémicos sobre las células vasculares, como se ha descrito anteriormente, y proporcionan pruebas in vivo de que la activación de la PKC podría ser responsable de la hemodinámica retiniana y renal anormal en los animales diabéticos. Los ratones transgénicos que sobreexpresan la isoforma PKC-beta en el miocardio desarrollaron hipertrofia e insuficiencia cardíaca, lo que apoya aún más la hipótesis de que la activación de la isoforma PKC-beta puede causar disfunciones vasculares. Curiosamente, el estrés oxidativo inducido por la hiperglucemia también puede mediar los efectos adversos de las isoformas PKC-beta mediante la activación de la vía DAG-PKC, ya que el tratamiento con D-alfa-tocoferol fue capaz de prevenir muchas disfunciones vasculares inducidas por la glucosa e inhibir la activación de DAG-PKC. Actualmente se están realizando estudios clínicos para determinar si la inhibición de la PKC-beta puede prevenir las complicaciones diabéticas.