Guitarras desde la Edad Media hasta el siglo XX – Parte 1

Dos tipos de guitarras se encuentran durante la Edad Media, la guitarra latina y la guitarra morisca. Ambas aparecen en un manuscrito del siglo XIII, las «Cantigas de Santa María», presuntamente escritas por el español Alfonso el Sabio. Unas miniaturas detalladas e intrincadas retratan estos primeros instrumentos. De estas ilustraciones se desprende que la guitarra latina se acerca más a la forma de las guitarras que evolucionaron en España e Italia.

El prototipo de la guitarra actual, la vihuela, se convirtió en el instrumento preferido de los músicos serios en la España de principios del siglo XVI. La música para la vihuela, de hecho, se puede tocar en las guitarras actuales con pocos cambios, ya que tiene seis pares de cuerdas, similares a la guitarra moderna de doce cuerdas. Los pares de cuerdas ayudaban al instrumento a producir un sonido más vigoroso. Se escribió un amplio repertorio de música para la vihuela, en un tipo especial de notación llamado «tablatura». Tocada con los dedos, la vihuela se afinaba de forma similar al laúd del Renacimiento, que el resto de Europa creía que era «el rey de los instrumentos».

En esta época se desarrolló un instrumento más pequeño parecido a la guitarra. Este instrumento de cuatro y más tarde de cinco cuerdas ayudó a desarrollar el estilo de rasgueo flamenco llamado «rasgueado». Sus cuerdas (llamadas cursos), así como su menor tamaño, hicieron que fuera un instrumento más fácil de usar para tocar acordes y acompañar bailes.

Sin embargo, fue la vihuela la que perdió el favor cuando el siglo XVI llegó a su fin. El instrumento más pequeño sobrevivió, en su versión de cinco cuerdas. Este instrumento recibió el nombre de «guitarra española», posiblemente para diferenciarlo de la versión de cuatro cuerdas. Estos instrumentos también eran populares en Italia. De hecho, un intérprete italiano, Francesco Corbetta (1615 – 1681), publicó un buen número de obras interpretadas con dedos que llevaron el uso del instrumento mucho más allá de la interpretación de acordes como acompañamiento. Su forma de tocar se hizo inmensamente popular entre los cortesanos franceses e ingleses durante el siglo XVII. Su popularidad introdujo la guitarra en estos países.

Robert de Visée (c. 1660 – c. 1720), un francés de gran talento, tocaba con frecuencia para Luis XIV, dedicando toda su colección de piezas compuestas durante el año 1682 al monarca francés. El intérprete y profesor español Gaspar Sanz aprovechó la popularidad de la guitarra para publicar un libro de instrucciones en 1674. El libro, muy conocido en su época, contenía instrucciones técnicas detalladas, así como una colección de piezas que todavía se tocan hoy en día.

Como cualquier forma de arte, la popularidad de la música de guitarra creció y disminuyó muchas veces durante su historia. El siglo XVIII fue, en general, una época de declive, aunque, hacia el final, algunas innovaciones tecnológicas ayudaron a convertir el instrumento en uno más parecido a las guitarras actuales. Las cuerdas dobles cayeron en desgracia y fueron sustituidas por las simples, y se añadió una sexta cuerda. Los fabricantes de guitarras empezaron a utilizar tripa de oveja para fabricar las tres primeras cuerdas, mientras que las cuerdas del bajo se crearon con alambre de cobre plateado enrollado alrededor de un núcleo hecho de hilo de seda.