FIV – Fecundación in vitro
On enero 22, 2022 by adminPara que un embrión dé lugar a un nacimiento sano y vivo, debe tener el número adecuado de cromosomas. Como muestra el gráfico siguiente, un porcentaje relativamente pequeño de embriones desarrollados durante la FIV se califican como «cromosómicamente normales» o «euploides». Como puede ver, este fenómeno coincide con, y explica, por qué las tasas de éxito de la FIV disminuyen con la edad.
Existen múltiples pruebas para observar la genética de un embrión, pero en esta lección nos centraremos únicamente en las que se utilizan para predecir el número de cromosomas, lo que se denomina cribado genético preimplantacional de aneuploidías.
El cribado genético preimplantacional de aneuploidías (también conocido como PGT-A, o históricamente conocido como PGS o CCS) es una herramienta de diagnóstico para indicar a su médico de fertilidad qué embriones tienen probabilidades de ser cromosómicamente normales y, por lo tanto, cuáles transferir.
Las ventajas de la PGT-A (o PGS)
En lo positivo, el uso de la PGT-A ayuda a evitar las transferencias con embriones que probablemente no funcionen -lo que significa que reduce el número de transferencias fallidas y abortos espontáneos- o las transferencias que darían lugar al nacimiento de un bebé poco saludable. El PGT-A también ayuda a promover la transferencia de un solo embrión, lo que reduce los riesgos para la portadora y la descendencia. Por último, el PGT-A puede ayudar en la planificación familiar y revelar si los embriones congelados de alguien son cromosómicamente anormales, no funcionarán y, por lo tanto, tiene sentido realizar otro ciclo de FIV más pronto que tarde si quieren tener más hijos.
En cuanto a lo negativo, el PGT-A cuesta a los pacientes entre 3.000 y 5.000 dólares más por ciclo de FIV y no cambia la calidad subyacente de los embriones de un paciente. Dicho de otro modo, hacer el PGT-A probablemente no aumenta las probabilidades de que un ciclo de FIV funcione. Además, los médicos temen que las imprecisiones de la prueba puedan confundir un buen embrión con un embrión malo, lo que significa que algunas pacientes repetirán innecesariamente el ciclo o, en circunstancias más desesperadas, utilizarán óvulos donados o abandonarán por completo la FIV.
El proceso PGT-A
Durante el proceso PGT-A, el laboratorio de la clínica de fertilidad hará una «biopsia» o extraerá de 5 a 7 células de un embrión «blastocisto» y enviará esas células a un «laboratorio de referencia». El laboratorio de referencia pondrá las células en una máquina para predecir el número de cromosomas de cada embrión y, a continuación, enviará un informe a la clínica de fertilidad en el que se caracterizará si el embrión parece «euploide» (número correcto de cromosomas), «aneuploide» (número incorrecto de cromosomas) o «mosaico» (ambiguo si el embrión es «euploide» o «aneuploide»). A continuación, la clínica compartirá los resultados con la paciente y utilizará la información para decidir si hay embriones que merezcan ser transferidos y, en caso afirmativo, cuáles.
Jerarquía de transferencia
La PGT-A es una herramienta que ayuda a los médicos a decidir qué embriones transferir en función de la probabilidad de que cada embrión dé lugar a un nacimiento vivo. Los embriones euploides tienen más probabilidades de dar lugar a un nacimiento vivo y deben transferirse en primer lugar. Los embriones de tipo mosaico también pueden dar lugar a un nacimiento vivo, pero dependiendo del tipo, lo hacen con menos frecuencia y conllevan cierto riesgo. Los embriones aneuploides casi nunca dan lugar a un nacimiento vivo y, si lo hacen, conllevan un riesgo importante de que el niño no sea sano. Por estas razones, si un paciente decide transferir un embrión mosaico o aneuploide, debe discutir las implicaciones con un asesor genético.
Debemos señalar que muchas clínicas de fertilidad piden al laboratorio de referencia que no separe los embriones «mosaicos» como una categoría aparte. Como resultado, muchos de estos embriones se agrupan erróneamente con los embriones «aneuploides», que tienen perspectivas claramente peores que los embriones mosaicos. Creemos que los pacientes deben insistir, antes de inscribirse en el PGT-A, en que sus embriones en mosaico se contabilicen por separado y de forma distinta a los embriones euploides y aneuploides.
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