El miedo a las bacterias del dragón de Komodo envuelto en un mito

Un equipo dirigido por un investigador de la Universidad de Queensland ha demostrado que el temible dragón de Komodo es víctima de la mala prensa.

Durante mucho tiempo se ha creído que las mordeduras del dragón de Komodo eran mortales a causa de las bacterias tóxicas presentes en la boca de los reptiles.

Pero una investigación pionera llevada a cabo por el profesor asociado de la Universidad de Queensland, Bryan Fry, y sus colegas en Estados Unidos, ha descubierto que las bocas de los dragones de Komodo son sorprendentemente ordinarias y los niveles y tipos de bacterias no difieren de los de cualquier otro carnívoro.

Esto supone un poderoso desafío a la forma en que la mayoría de los científicos y cuidadores de zoológicos han visto al dragón de Komodo.

«Los dragones de Komodo son en realidad animales muy limpios», dijo el profesor asociado Fry.

«Cuando terminan de alimentarse, pasan de 10 a 15 minutos lamiéndose los labios y frotándose la cabeza en las hojas para limpiarse la boca.

«El interior de su boca también se mantiene extremadamente limpio gracias a la lengua.

«A diferencia de lo que se ha hecho creer a la gente, no tienen trozos de carne podrida de sus comidas en sus dientes, cultivando bacterias».

De hecho, parece que la mala higiene del búfalo de agua es la responsable de las percepciones sobre las bacterias tóxicas mortales en los dragones.

Los dragones de Komodo evolucionaron en Australia y se alimentaron de la megafauna joven.

Ahora pueblan las islas de Indonesia, donde se alimentan del búfalo de agua introducido, y de cerdos y ciervos.

El profesor Fry dijo que los ataques a cerdos y ciervos eran extremadamente exitosos, ya que alrededor del 75% se desangraba en 30 minutos y otro 15% moría en tres o cuatro horas por el veneno de las glándulas salivales de los dragones de Komodo.

«Por el contrario, el búfalo de agua siempre escapa, pero con heridas profundas en las patas», dijo.

«El búfalo de agua sigue sus instintos y busca refugio en aguas cálidas que suelen estar estancadas, llenas de heces de búfalo de agua y florecientes de bacterias, en particular de tipos anaeróbicos desagradables.»

Las bacterias patógenas encontradas en las bocas de los komodo eran simplemente los restos de cuando los dragones bebían en abrevaderos llenos de aguas residuales. Los dragones no tienen suficientes bacterias en sus bocas para infectar a un búfalo de agua herido.

«Es cuando los búfalos de agua se meten en el agua tóxica con heridas abiertas cuando se infectan», dijo el profesor Fry.

«Así de sencillo ha sido todo el tiempo.

«Si el búfalo de agua nunca se hubiera introducido en las islas, este encantador cuento de hadas nunca habría llegado a existir.

«Los búfalos de agua no viven en su hábitat nativo de grandes pantanos frescos, sino en islas cuya única fuente de agua son pequeñas charcas.

«Así que básicamente van al baño directamente sobre sus heridas. Este es un escenario ideal para la infección, pero una situación creada por el hombre y, por tanto, totalmente artificial.»

El profesor Fry afirma que el siguiente paso es realizar pruebas en los abrevaderos para demostrar que son la verdadera fuente de cualquier infección para los búfalos de agua y caracterizar qué tipo de patógenos son los responsables de la enfermedad de los búfalos de agua.
Los hallazgos del profesor asociado Fry y sus colegas se publican en el Journal of Zoo and Wildlife Medicine.

Las imágenes de alta resolución están disponibles en Tracey Franchi.

Medios de comunicación: Profesor Asociado Bryan Fry, 0400 193 182 o [email protected] o Gerente de Comunicaciones de la Escuela de Ciencias Biológicas Tracey Franchi [email protected] o 3365 4831.

Acerca de la Escuela de Ciencias Biológicas

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