El juez de Filadelfia ordena que el club Penthouse pague a las bailarinas 4,6 millones de dólares en una demanda salarial

El Club Penthouse en Filadelfia. (Foto de Sydney Kerelo).

En 2013, una mujer de Filadelfia llamada Priya Verma presentó una demanda colectiva contra el Penthouse Club, alegando que el club de striptease de la Avenida Castor le debía a ella y a las demás bailarinas que trabajaban allí sueldos impagados y propinas que habían sido retenidas indebidamente. Pues bien, un jurado de Filadelfia le dio la razón a Verma y un juez ha ordenado al Penthouse Club que pague.

Después de un juicio de tres días, un jurado emitió un veredicto contra el Penthouse Club el pasado jueves. Y el viernes, la jueza del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, Anita Brody, dictó la sentencia y la indemnización por daños y perjuicios: 4.594.722,73 dólares. No está claro el tamaño de la clase, pero potencialmente incluiría a cualquier mujer que haya bailado allí.

El Club Penthouse, que está abierto al público, consideraba a las bailarinas contratistas independientes -una práctica habitual en el sector-, pero los abogados de Verma argumentaron que eran, de hecho, empleadas y tenían derecho a ciertos derechos y protecciones.

La entrada del Club Penthouse de Filadelfia. (Foto de Sydney Kerelo.)

En su demanda, Verma afirmaba que ella y las demás bailarinas no cobraban el salario mínimo, que la dirección del Penthouse Club se quedaba habitualmente con parte de las propinas que recibían de los clientes y que no les pagaban las horas extras cuando tenían que trabajar más horas, algo que, según ella, ocurría con frecuencia.

Cuando una bailarina ofrecía un «baile erótico» a un cliente, éste pagaba 30 dólares, de los que el Penthouse Club se quedaba con 10, dice la demanda. ¿Un baile privado de 30 minutos y 300 dólares? Verma afirma que el Penthouse Club se quedaba con la mitad.

Las bailarinas también debían pagar una amplia gama de multas, según la demanda: 25 dólares cada vez que llegaban más de 30 segundos tarde al escenario; 50 dólares si utilizaban un teléfono móvil mientras estaban en la pista; 35 dólares por llevar el pelo «recogido» mientras trabajaban; y 100 dólares por abandonar el trabajo antes de tiempo sin la aprobación de la dirección.

Y luego estaban las «propinas» y los «honorarios de la casa». Verma afirma que en un turno de viernes tuvo que pagar 25 dólares a la dirección, 15 al DJ, 5 a la seguridad, 10 a la «madre de la casa», 5 al «anfitrión del podio» y 6 al aparcacoches. La demanda afirma que las bailarinas tenían que pagar 6 dólares al aparcacoches incluso si no lo utilizaban para sus coches.

«Las bailarinas de Filadelfia… trabajan en una industria ‘no organizada’ en la que muchos trabajadores están ‘privados de derechos’ por las grandes disparidades en el poder de negociación entre los trabajadores y los propietarios de los clubes», reza la demanda. «En consecuencia, los clubes de entretenimiento para adultos están bien posicionados para aprovecharse de las bailarinas y negarles habitualmente los derechos laborales básicos».