Dios ordena la observancia del año sabático

Levítico 25:1-12

Cuando el Señor preparó a Israel para su hogar en la Tierra Prometida, ordenó que observaran los años sabáticos y un jubileo cada cincuenta años cuando llegaran a la tierra.

De acuerdo con el mandato, los agricultores podían sembrar semillas y cosechar durante seis años. Los viñedos podían ser podados y cosechados esos seis años. El séptimo año, dijo el Señor, «será un sábado de descanso solemne para la tierra, un sábado para el Señor». Toda siembra en los campos y poda en las viñas debería cesar durante todo el año sabático.

Durante el séptimo año, los judíos podían recoger alimentos de las plantas «voluntarias» que brotaban en los campos, y podían comer uvas de las viñas no podadas. No podía haber una cosecha organizada de los cultivos y todo estaba disponible para todos. Los animales, domésticos y salvajes, comerían lo que quedara de los productos de la tierra.

Además, se ordenó al pueblo que contara siete años sabáticos, o cuarenta y nueve años, momento en el que se observaría un año de jubileo. Este año se observaría como un año sabático, sin sembrar, cosechar o almacenar nada que creciera. También era un tiempo de libertad en el que los siervos eran liberados de la servidumbre.

Tanto el año sabático como el del jubileo servían para recordar que, como escribió el salmista, «Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan». Dios le dio a Israel la tierra, pero se la dio bajo ciertas condiciones porque toda ella le pertenecía a Él.

Debían ser buenos administradores de la tierra que un día entregarían a una nueva generación. El Señor quería que pensaran en alguien más que en ellos mismos.

Un año sabático enseñaría a los judíos a confiar en el Señor, y no en ellos mismos, para satisfacer sus necesidades.

El Señor advirtió que no obedecer sus mandatos tendría como resultado un duro castigo. En Levítico 26 se le dijo a Israel que si eran desobedientes, el Señor los expulsaría de la tierra y «vuestra tierra será desolada, y vuestras ciudades asoladas».

«Entonces la tierra disfrutará de sus sábados, mientras esté desolada, y vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; incluso la tierra descansará y disfrutará de sus sábados. Mientras esté desolada, descansará; porque no descansó en vuestros sábados, cuando habitabais en ella» (Levítico 26:34-35).

De una manera u otra, la tierra tendría un descanso sabático, dijo el Señor.

No hay evidencia de que los judíos observaran los años sabáticos y de jubileo, pero el registro bíblico indica que la tierra tuvo un descanso de 70 años mientras los judíos estaban en cautiverio debido a su desobediencia.

«No os engañéis; Dios no se burla; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará» (Gálatas 6:7).