¿Cómo funciona un ratón de ordenador? – Santander Global Tech
On octubre 1, 2021 by adminAunque es un concepto sencillo, el ratón del ordenador es muy ingenioso. Sigue leyendo para conocer las características y la evolución de este dispositivo que recientemente ha cumplido 50 años.
Todos hemos tenido alguna vez un ratón en nuestras manos y, sin duda, hemos tardado sólo unos segundos en aprender a utilizarlo, sin manual de instrucciones, sin tutoriales en YouTube y sin nadie que nos enseñara el funcionamiento. Su sencillo diseño lo convierte en uno de los dispositivos tecnológicos más fáciles de usar de todos los tiempos.
Hoy en día es difícil imaginar un ordenador de sobremesa sin un ratón al lado, pero si nos remontamos a los años 80, cuando los ordenadores sólo mostraban texto (¡si tenías suerte!) la idea de un ratón era, cuanto menos, exótica.
Contenido
- Otra de las ideas visionarias de Jobs
- Diseccionando el ratón
- De las bolas a los láseres
- ¿Qué avances principales se han producido con los modelos actuales?
- Modelos para todos los gustos
- ¿Qué pasará con los ratones en el futuro?
Otra de las ideas visionarias de Jobs 👀
La primera patente de un ratón de ordenador tal y como lo conocemos hoy fue registrada en 1967 por Douglas Engelbart (1925-2013). El Steve Jobs de su época, defendía la idea de que los ordenadores podían cambiar la vida de las personas, pero que simplemente debían ser más fáciles de usar. También fue pionero en campos como los procesadores de texto, las aplicaciones de ventanas e incluso los sistemas de videoconferencia.
Xerox apostó por el ratón de ordenador como parte de su proyecto para crear una interfaz gráfica de usuario intuitiva. Su descripción original era: «Indicador de posición X,Y para un sistema de visualización».
Aunque no lo inventó, Steve Jobs fue el responsable de popularizar el ratón entre los usuarios de ordenadores.
Cuando Steve Jobs se encontró con un prototipo de ratón durante una visita a las instalaciones de Xerox en 1979 vio el potencial de este dispositivo. Sin embargo, no le convenció el diseño original: tenía tres botones, era difícil de manejar y no se deslizaba con suavidad. Además, costaba la friolera de 300 dólares. Por ello, decidió rediseñarlo para que tuviera un solo botón, la posibilidad de trabajar en cualquier superficie y un precio más accesible de 15 dólares. El dispositivo resultante, que ahora se llamaba ratón por su aspecto, se incluyó de serie en el ordenador Lisa en 1983 y posteriormente en el Macintosh en 1984. El resto es historia.
Diseccionando el ratón 🔧
Después de conocer un poco el origen de este dispositivo, ahora toca ver cómo el ratón es capaz de reconocer el movimiento de nuestra mano y enviarlo al ordenador.
En el modelo de Engelbart este proceso era mucho más intuitivo ya que se apoyaba en dos ruedas metálicas (una horizontal y otra vertical) que giraban al mover el dispositivo. Las ruedas estaban unidas a potenciómetros capaces de registrar la distancia y la velocidad del movimiento. Esta información sobre el movimiento a lo largo de los ejes X e Y se enviaba al ordenador a través de un cable y un conector RS-232 estándar que se utilizaba para transmitir los datos en serie (es decir, un conjunto de datos tras otro).
El modelo de Steve Jobs sustituía las dos ruedas por una bola de plástico capaz de girar en todas las direcciones con un movimiento mucho más suave. Esta bola estaba unida en la parte superior a dos rodillos equipados con potenciómetros, que recogían la información sobre el desplazamiento a lo largo de los ejes X e Y y la enviaban a través de un cable. Con el tiempo, el conector evolucionó hasta convertirse en un puerto redondo conocido como PS/2.
Este modelo de ratón de ordenador con la bola de rodillos se mantuvo en uso durante más de 15 años, con numerosas variaciones a lo largo del camino: con dos o tres botones, ergonómicos, con la bola en la parte superior e incluso modelos un poco bizarros que no eran precisamente cómodos, como el ratón del primer iMac.
Los ratones mecánicos estaban equipados con ruedas o bolas de rodillo que servían para transmitir el movimiento al ordenador.
También fue en esta época cuando empezó a ganar popularidad la famosa rueda de desplazamiento. Ésta permitía realizar movimientos con un simple gesto del dedo anular, que hasta entonces permanecía inactivo cuando nuestra mano descansaba sobre el ratón.
Sin embargo, después de casi dos décadas llegó el momento de actualizar esta tecnología. Estos modelos distaban mucho de ser perfectos: la bola cogía polvo y suciedad allá donde iba y acababa atascándose, y no se deslizaba tan bien por todo tipo de superficies, dando lugar al uso generalizado de las alfombrillas de ratón.
De las bolas al láser ⏳
Ahora avancemos hasta 1999: la fotografía digital estaba en auge y los componentes necesarios para capturar imágenes se abarataron tanto que algunas de las ideas que Xerox había ideado en el pasado eran ya factibles. En los años 80, algunos de sus ingenieros pensaron que sustituir el mecanismo físico del ratón por uno que funcionara mediante un haz de luz lo haría mucho más preciso; así se creó el primer ratón óptico para ordenador.
La bola de rodillo se sustituyó por una ranura en la que se alojaban dos componentes. En primer lugar, se utilizó un diodo emisor de luz (LED), normalmente de color rojo por ser más económico, para iluminar una pequeña zona bajo el ratón. A continuación, un receptor fotográfico, el segundo de los componentes, captaba el reflejo a intervalos regulares. En pocas palabras, es como si una cámara en miniatura tomara cientos de fotografías por segundo de la superficie por donde pasa el ratón.
Estas imágenes eran procesadas por un algoritmo implantado en los chips del ratón y convertidas en datos de desplazamiento que se enviaban al ordenador. Por ejemplo, si una imagen tenía una mancha oscura en el centro y en la siguiente imagen la mancha estaba situada un poco más arriba, eso significaba que el ratón se había movido hacia abajo.
Curiosamente, podría decirse que los ratones ópticos son como cámaras en miniatura.
La calidad de un ratón dependía de la complejidad del algoritmo implantado en el chip, del número de imágenes procesadas por segundo y, sobre todo, de la resolución de la imagen captada. De hecho, la resolución de un ratón no se mide en megapíxeles sino en DPI (puntos por pulgada). Si un ratón típico de la época tenía 400 DPI significaba que por cada pulgada (2,54 cm) que nos movíamos, el cursor se desplazaba 400 píxeles.
A la hora de elegir un ratón es importante conocer su resolución, medida en puntos por pulgada (DPI)
Además, poco a poco el puerto PS/2 empezó a ser sustituido por un nuevo sistema, el USB, que acabaría convirtiéndose en el conector estándar para la transferencia de todo tipo de datos entre el ratón y el ordenador. Pronto empezaron a aparecer ratones con 14 botones, botones programables y luces de diferentes colores…
¿Y qué principales avances se han producido con los modelos actuales? 🤔
- El tipo de luz. Ahora se ha sustituido el LED por una luz láser mucho más potente y precisa, lo que permite que el ratón funcione sobre un mayor número de superficies, por muy lisas que sean. Hay algunos que funcionan incluso sobre cristal. Esto también ha llevado a una gran mejora en el número de DPI, con hasta 16.000 DPI en el caso de algunos modelos, aunque en la práctica 1.000 o 2.000 DPI son más que suficientes.
- El tipo de conexión. Ahora es bastante común encontrar ratones inalámbricos, que son mucho más cómodos de manejar y transportar. Los primeros modelos transferían los datos al ordenador mediante un chip WiFi, pero hoy es más común encontrar ratones con un chip Bluetooth que consume mucha menos energía. Por supuesto, los ratones estándar reciben la energía del ordenador a través del cable. En el caso de los modelos inalámbricos, tenemos que suministrar esta energía mediante pilas. Para mantener el consumo bajo, hay que tomar ciertas medidas:
- Evitar que el láser emita luz continuamente (sólo se enciende cuando detecta movimiento)
- Permitir que el ratón entre en modo de «reposo» cuando no se ha movido durante unos minutos, tras lo cual hay que «despertarlo» pulsando uno de sus botones, por ejemplo.
Modelos para todos los gustos 😎
A la hora de elegir un ratón es importante tener en cuenta no sólo la sensibilidad (o DPIs) y el tipo de conexión, sino también la ergonomía. Hoy en día hay modelos para prácticamente todos los gustos: ratones grandes, medianos, pequeños e incluso micro ratones, largos, redondeados, ligeramente inclinados, completamente verticales…
Al igual que un colchón, lo mejor es probarlos previamente para asegurarte de que se adaptan a ti, ya que vas a pasar gran parte de tu vida utilizando uno. Si tienes una postura forzada a la hora de sujetar y mover el ratón, es más probable que acabes haciéndote daño en la mano o en la muñeca e incluso que sufras lesiones graves en el futuro, por lo que no debes tomar la decisión de qué ratón elegir a la ligera.
Una mala postura a la hora de utilizar el ratón puede provocar el síndrome del túnel carpiano, que afecta a casi el 5% de la población.
Otros modelos, como el Magic Mouse de Apple, han sustituido la rueda y los botones superiores por una superficie táctil, dando lugar a una especie de mutación entre un ratón y un touchpad.
¿Y qué pasará con los ratones en el futuro? 🔮
Desgraciadamente, no tenemos la respuesta a esa pregunta, pero podemos decir que su reinado en el mundo de los dispositivos de entrada se ha visto amenazado en múltiples ocasiones. Primero aparecieron los touchpads (que ahora son una característica fundamental de cualquier portátil) y luego las pantallas táctiles como las que se usan en las tabletas. Ahora estamos en pleno auge de las interfaces de voz y los dispositivos de realidad virtual.
No obstante, lo cierto es que el ratón sigue manteniendo su presencia y sin duda pasarán muchos años más antes de que dejemos de verlos en nuestros escritorios.
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