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Bienestar | 23 de mayo de 2017

La mayoría de las veces, una disminución gradual del apetito se considera una parte normal del proceso de envejecimiento. Las personas mayores tienen niveles de energía más bajos y a menudo participan en menos actividad física, lo que significa que generalmente necesitan menos calorías que una persona más joven. Sin embargo, si su ser querido se niega a comer y usted nota una pérdida de peso extrema, esto puede ser motivo de preocupación. De hecho, los estudios han demostrado que una pérdida del 10% del peso corporal total está relacionada con una mayor tasa de mortalidad tan sólo seis meses después de la pérdida de peso inicial.

Pérdida de apetito – Causas y síntomas

También supone un coste emocional para un cuidador cuando un ser querido no quiere comer. Y, hay una variedad de razones para la pérdida de apetito en los ancianos que, como se mencionó anteriormente, son perfectamente normales. Por ejemplo, la tasa metabólica en reposo disminuye debido a la reducción de los niveles de hormonas, y los ancianos suelen ser menos activos en sus últimos años. Además, los cambios en los sentidos hacen que la comida tenga un sabor diferente, los efectos secundarios de la medicación, los problemas con las prótesis dentales o incluso la soledad pueden ser causas de pérdida de apetito.

Sin embargo, hay algunos casos en los que la pérdida de apetito es un signo de una enfermedad o condición más grave. Cuando los ancianos no muestran deseo de comer, dicen que nunca tienen hambre o experimentan una pérdida de peso involuntaria, puede haber una razón médica subyacente. Esto es especialmente cierto si su ser querido está a menudo fatigado junto con la falta de apetito.

Las razones médicas que podrían estar causando la pérdida de apetito en los ancianos incluyen:

• Trastornos de la tiroides. Los medicamentos para tratar los problemas de tiroides y los trastornos tiroideos suelen estar asociados a la pérdida de apetito en los ancianos.
• Demencia o enfermedad de Alzheimer. A lo largo de la progresión de la demencia, es común que se produzca tanto la pérdida de peso como la pérdida de apetito.
• Hepatitis o enfermedad hepática crónica. Uno de los primeros síntomas asociados a la inflamación hepática y a la enfermedad hepática crónica es la pérdida de apetito.
• Insuficiencia renal. Es habitual que hasta el 25% de los pacientes con insuficiencia renal crónica presenten una reducción del apetito como síntoma principal.
• Algunos cánceres. En particular, se sabe que los cánceres de ovario, páncreas, pulmón y estómago provocan pérdida de apetito. Además, el dolor, la fatiga y otros síntomas del cáncer también provocan una disminución del apetito.
• La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una disminución irreversible y progresiva de la capacidad de respirar. La EPOC también provoca cambios en las hormonas que se asocian a una pérdida de apetito.

Contacte con un médico si nota que su ser querido tiene una disminución del apetito que parece más grave que en el pasado, o si está perdiendo peso sin intentarlo.

Modo de aumentar el apetito en los ancianos

La estimulación del apetito en su ser querido puede lograrse utilizando algunos métodos diferentes. En primer lugar, disfrute de una comida juntos o anime a su ser querido a reunirse con otros para una comida o cena semanal. Los estudios demuestran que las personas mayores que comen con otros tienden a comer más y a elegir alimentos más saludables.

En segundo lugar, recuerde que los gustos de su ser querido pueden estar cambiando. Intente preparar comidas nutritivas que sean brillantes, coloridas y repletas de vitaminas y minerales. Sin embargo, no abrume a sus seres queridos con grandes porciones, ya que un plato repleto de comida puede abrumarlos y disuadirlos de comer del todo.

Por último, establecer un horario para las comidas lo convierte en una parte rutinaria del día de su ser querido. El desayuno, la comida, la cena y los tentempiés deben servirse a la misma hora durante todo el día, todos los días de la semana.

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