Amos 1
On diciembre 4, 2021 by adminUna investigación realizada por el profesor de geología creacionista Steven A. Austin y sus colegas, publicada en el año 2000, sugirió que excavaciones arqueológicas muy separadas en los países de Israel y Jordania contienen arquitectura de la Edad de Hierro tardía (Hierro IIb) que presenta daños causados por un gran terremoto. Los restos del terremoto en seis yacimientos (Hazor, Deir ‘Alla, Gezer, Lachish, Tell Judeideh y ‘En Haseva), están estrechamente confinados estratigráficamente a mediados del siglo VIII a.C., con errores de datación de ~30 años. Este evento sísmico en particular se confirma además en 2019 por los geólogos que estudian las capas de sedimentos en el suelo del Mar Muerto.
Amos de Tecoa pronunció un discurso en el Templo del Becerro de Oro en la ciudad de Betel en el reino del norte de Israel justo «dos años antes del terremoto» (Amós 1:1), a mediados del siglo VIII a.C. cuando Uzías era rey de Judá y Jeroboam II era rey de Israel. Amós habló de que la tierra sería sacudida (Amós 8:8), de que las casas serían destrozadas (Amós 6:11), de que los altares se agrietarían (Amós 3:14) e incluso de que el Templo de Betel sería golpeado y se derrumbaría (Amós 9:1). El Terremoto de Amós impactó inmensamente en la literatura hebrea. Después del gigantesco terremoto, ningún profeta hebreo podía predecir una visita divina en juicio sin aludir a un terremoto. Pocos años después del terremoto, Isaías escribió sobre el «Día del Señor», cuando todo lo elevado y exaltado será abatido en el momento en que el Señor «se levante para sacudir terriblemente la tierra» (Isaías 2:19, 21). Luego, Isaías vio al Señor en un templo sacudido por un terremoto (Isaías 6:4). Joel repite el lema de Amós: «El Señor también rugirá desde Sión, y emitirá su voz desde Jerusalén», y añade la imagen de la teofanía sísmica «los cielos y la tierra temblarán» (Joel 3:16; compárese con Amós 1:2). Después de describir un futuro terremoto y pánico durante el «Día del Señor» en la venida del Mesías al Monte de los Olivos, Zacarías dice: «Sí, huiréis como huisteis ante el terremoto en los días de Uzías, rey de Judá» (Zacarías 14:5). El pánico causado por el terremoto de Amós debió ser tema de leyenda en Jerusalén, porque Zacarías pidió a sus lectores que recordaran ese aterrador acontecimiento 230 años después.
En 2005, el sismólogo Nicholas Ambraseys revisó la literatura sobre los terremotos históricos de Jerusalén y, concretamente, sobre el terremoto de Amós. Afirma que «los escritores modernos datan el terremoto en el año 759 a.C. y le asignan una magnitud de 8,2, con una intensidad en Jerusalén entre VIII y IX». Considera que tal terremoto «debería haber arrasado Jerusalén» y afirma que no hay pruebas físicas ni textuales de ello. Al hablar de la mención de un terremoto en Zacarías, sugiere que se trata de una inserción del siglo V o IV y analiza varias versiones del pasaje que describen el acontecimiento de diferentes maneras. Sugiere que las diferencias pueden deberse a una lectura confusa de las palabras hebreas «se detendrá» (ve-nistam) y «huirá» (ve-nastem)» y que «al adoptar esta última lectura como más plausible en relación con el fenómeno natural descrito, es obvio que no hay otra explicación que un gran corrimiento de tierras, que puede o no haber sido provocado por éste u otro terremoto». También afirma que la búsqueda de cambios en el suelo que se asemejen a los descritos en Zacarías no reveló «ninguna prueba directa o indirecta de que Jerusalén sufriera daños». No obstante, este terremoto parece ser el mayor documentado en la zona de la falla transformante del Mar Muerto durante los últimos cuatro milenios.
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