American Experience
On diciembre 5, 2021 by adminJFK: El legado
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El presidente John Kennedy asumió el cargo durante una de las épocas más turbulentas de la historia estadounidense. La Guerra Fría entre la democracia y el comunismo se volvía más beligerante, y Estados Unidos y la Unión Soviética poseían suficientes armas nucleares para destruir el mundo muchas veces. En las ciudades estadounidenses, la tensión racial iba en aumento. Un número creciente de americanos negros había comenzado a manifestarse para obtener un trato igualitario bajo la ley, y los segregacionistas blancos prometían negar estos derechos, usando la violencia si era necesario.
Desde los primeros momentos de su presidencia, Kennedy evocó una sensación de seguridad y un espíritu de idealismo que reafirmó a los americanos de las fortalezas de su nación y los inspiró a servir a su país y al mundo. «Y así, mis compatriotas americanos – no pregunten lo que su país puede hacer por ustedes – pregunten lo que ustedes pueden hacer por su país. Mis conciudadanos del mundo, no pregunten lo que Estados Unidos hará por ustedes, sino lo que juntos podemos hacer por la libertad del hombre», dijo Kennedy en su discurso inaugural. Deslumbrados por su aplomo, conmovidos por su elocuencia, los estadounidenses abrazaron con orgullo el vigor y la visión de su joven presidente.
Mientras luchaba con las complejidades de la política exterior e interior, Kennedy a veces se quedaba corto en su retórica idealista. Un autoproclamado partidario de los derechos civiles, avanzó lentamente en el tema hasta 1963, cuando la violencia racial forzó su mano. Defensor del desarrollo pacífico en el extranjero, aceleró el descenso de Estados Unidos a la guerra de Vietnam, un conflicto que acabaría con innumerables vidas y dividiría amargamente a la nación.
La diplomacia internacional de línea dura de Kennedy ayudó a preservar la democracia occidental y pudo haber evitado una catastrófica guerra nuclear, pero también aumentó la tensión entre las superpotencias. Cuando el primer ministro soviético Nikita Khrushchev amenazó con tomar Berlín Occidental en 1961, Kennedy prometió una respuesta militar, y los rusos se echaron atrás. Cuando los soviéticos empezaron a instalar misiles en Cuba a finales de 1962, Kennedy exigió su retirada, y luego negoció hábilmente un acuerdo diplomático que mantuvo a los dos enemigos en paz. Más tarde, negoció un tratado para poner fin a las pruebas nucleares atmosféricas, el primer tratado sobre armas nucleares de la historia.
La leyenda popular de John F. Kennedy superó la realidad; causó una impresión singular y aparentemente indeleble en la escena estadounidense. Con su bella esposa, Jacqueline Bouvier Kennedy, y sus adorables hijos a su lado, John Kennedy creó una imagen que las revelaciones posteriores sobre sus debilidades morales y físicas pudieron empañar, pero no destruir. Su asesinato el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, marcó un sangriento final de su presidencia, pero aceleró su coronación como príncipe mártir de la política estadounidense. En su muerte, se convirtió en un icono cultural.
El idealismo que evocaba Kennedy no murió con él. Aunque Kennedy no logró realizar su promesa, dejó un legado de esperanza a millones de estadounidenses.
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