10 diferencias cruciales entre la preocupación y la ansiedad

Fuente: Evgeny Atamanenko/

La gente suele utilizar los términos preocupación y ansiedad indistintamente, pero son estados psicológicos muy diferentes. Aunque ambos están asociados a una sensación general de preocupación e inquietud, la forma en que los experimentamos es muy distinta, al igual que las implicaciones que tienen para nuestra salud emocional y psicológica.

10 diferencias entre la preocupación y la ansiedad

1. Tendemos a experimentar la preocupación en la cabeza y la ansiedad en el cuerpo.

La preocupación tiende a estar más centrada en los pensamientos de la cabeza, mientras que la ansiedad es más visceral en el sentido de que la sentimos en todo el cuerpo.

2. La preocupación tiende a ser específica mientras que la ansiedad es más difusa.

Nos preocupamos por llegar a tiempo al aeropuerto (amenaza específica) pero nos sentimos ansiosos por viajar, una preocupación más vaga y general.

3. La preocupación está enfocada verbalmente mientras que la ansiedad incluye pensamientos verbales e imágenes mentales.

Esta diferencia es importante, ya que las imágenes mentales emocionales como las asociadas a la ansiedad provocan una respuesta cardiovascular mucho mayor que los pensamientos verbales emocionales (como los asociados a la preocupación). Esta es otra razón por la que experimentamos ansiedad en todo el cuerpo.

4. La preocupación suele desencadenar la resolución de problemas, pero la ansiedad no.

La preocupación puede llevarnos a pensar en soluciones y estrategias para afrontar una situación determinada. La ansiedad es más bien una rueda de hámster que nos hace girar pero no nos lleva a soluciones productivas. De hecho, la naturaleza difusa de la ansiedad la hace menos susceptible de resolver problemas.

5. La preocupación crea un malestar emocional leve, la ansiedad puede crear un malestar emocional severo.

La ansiedad es simplemente un estado psicológico mucho más poderoso y, por tanto, perturbador y problemático que la preocupación.

6. La preocupación está causada por preocupaciones más realistas que la ansiedad.

Si te preocupa que te despidan porque lo has hecho muy mal en un proyecto, estás preocupado. Si le preocupa que le despidan porque su jefe no le ha preguntado por el recital de piano de su hijo, está ansioso.

7. La preocupación tiende a ser controlable, la ansiedad mucho menos.

Si resolvemos el problema y pensamos en estrategias para tratar la causa de nuestra preocupación, podemos disminuirla en gran medida. Tenemos mucho menos control sobre nuestra ansiedad, ya que es mucho más difícil «hablar de nosotros mismos para salir de ella».

8. La preocupación tiende a ser un estado temporal, pero la ansiedad puede perdurar.

Una vez que resolvemos el tema que nos preocupa, nuestra preocupación disminuye y desaparece. La ansiedad puede persistir durante largos períodos de tiempo e incluso saltar de un foco a otro (por ejemplo, una semana nos sentimos ansiosos por el trabajo, luego por nuestra salud, luego por nuestros hijos…).

9. La preocupación no afecta a nuestro funcionamiento profesional y personal; la ansiedad sí.

Nadie se toma un día de enfermedad para sentarse a preocuparse por si su hijo adolescente saldrá bien en los exámenes. Pero la ansiedad puede hacernos sentir tan inquietos, incómodos e incapaces de concentrarnos que podríamos sentirnos literalmente demasiado angustiados para trabajar.

10. La preocupación se considera un estado psicológico normativo mientras que la ansiedad no lo es.

En ciertas intensidades y duración, la ansiedad se considera un verdadero trastorno mental, que requiere tratamiento psicológico y/o medicación.

Para conocer muchos más estados psicológicos normativos pero angustiosos y cómo tratarlos con remedios basados en la ciencia, consulte Primeros auxilios emocionales: Healing Rejection, Guilt, Failure and Other Everyday Hurts.